En una fría madrugada del 22 de noviembre, la estación meteorológica de Cabaña Verónica, ubicada cerca del refugio homónimo en los majestuosos Picos de Europa, ha marcado un hito al registrar la temperatura más baja de toda España, alcanzando los -8,3 grados centígrados.
Este notable descenso térmico no ha sido un fenómeno aislado, ya que otros puntos elevados de la región cántabra han visto caer las temperaturas a niveles alarmantemente bajos, ubicándose entre las diez temperaturas más frías observadas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en las primeras horas de la mañana.
Entre estos puntos destacados se encuentra Coriscao, también en los Picos de Europa, que ha registrado la séptima temperatura más baja del país con -3,3 grados. Asimismo, en la misma cordillera se han anotado -2,7 grados en el Mirador del Cable. En la lista compilada por la AEMET, Alto Campoo se ha colado en el décimo lugar con -2,6 grados, subrayando así el crudo impacto del frío en la montaña.
Pero el frío extremo no es la única preocupación en Cantabria: el viento ha tomado protagonismo, con la región experimentando dos de las diez rachas más intensas del país. Coriscao se posiciona en cuarto lugar con ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora, mientras que la ciudad de Santander ocupa el quinto puesto al registrar 95 km/h. La capital cántabra, además, ha reportado impresionantes velocidades de viento sostenido que han alcanzado los 62 km/h, lo que pone en alerta a la población.
En cuanto a las precipitaciones, Castro Urdiales ha destacado en este aspecto al captar 9,9 litros por metro cuadrado acumulados hasta pasadas las ocho de la mañana, lo que coloca a esta localidad en cuarto lugar en la tabla de precipitaciones de este viernes. Este panorama meteorológico ilustra la diversidad de condiciones climáticas que están azotando la región, marcando un inicio de temporada invernal intenso y desafiante para los habitantes de Cantabria.
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