En un avance significativo hacia la reducción de la burocracia, el Gobierno de Cantabria ha aprobado un nuevo decreto que redefine las normativas sobre las dimensiones mínimas y la iluminación natural de las viviendas en la región. Esta reforma incorpora la eliminación de la cédula de habitabilidad, un documento que, según las autoridades, se había vuelto obsoleto y generaba complicaciones innecesarias tanto para los ciudadanos como para las administraciones locales.

SANTANDER, 14 de noviembre. La decisión fue anunciada el jueves por el consejero de Fomento, Vivienda, Ordenación del Territorio y Urbanismo, Roberto Media, quien subrayó que este cambio abordaba una "demanda histórica" en el sector de la construcción y en los ayuntamientos, con el objetivo de simplificar el proceso administrativo que los ciudadanos debían atravesar para lograr la certificación de habitabilidad de sus viviendas.

Según Media, el hecho de que Cantabria haya mantenido este trámite en vigor ha resultado en una carga considerable para los funcionarios de la Dirección General de Vivienda y ha provocado retrasos en el mercado de la vivienda. “La administración está para ayudar a los ciudadanos y no para ponerles zancadillas o complicarles la vida”, argumentó, haciendo énfasis en que estos cambios facilitarán el acceso a más viviendas mediante la rehabilitación y cambios de uso.

Desde el próximo lunes, 18 de noviembre, la cédula de habitabilidad será oficialmente suprimida. Todos los expedientes que no hayan sido resueltos se archivarán automáticamente, lo que permitirá que los rediseñadores de proyectos asuman la responsabilidad de certificar que sus obras cumplen con las nuevas normativas establecidas en el decreto.

Roberto Media resaltó que esta medida reconoce y pone en valor la labor de los colegios profesionales y técnicos que participan en el proceso de construcción y rehabilitación. Aseguró que los ayuntamientos seguirán desempeñando un papel crucial al verificar las condiciones de habitabilidad durante el otorgamiento de las licencias correspondientes.

El decreto aprobado establece, además, nuevos parámetros para asegurar que las viviendas en Cantabria cumplan con las exigencias mínimas en cuanto a espacio y luz natural. Se han diseñado dos niveles normativos: uno para las viviendas de nueva construcción y otro para aquellas que resulten de procesos de rehabilitación o cambios de uso, lo que otorga más flexibilidad a los municipios para adaptarse a sus características específicas.

En términos de dimensiones, el decreto mantiene estándares similares a los de la normativa de 1991, aunque introduce algunas modificaciones ligeras que facilitan la recuperación de viviendas en situaciones de rehabilitación o reconversión. La superficie mínima para viviendas nuevas se establece en 30 metros cuadrados, mientras que para las que provienen de rehabilitación o cambios de uso, la cifra cae a 28 metros cuadrados.

“La recuperación de edificios para uso residencial y la creación de nuevas viviendas son prioridades en nuestra agenda”, concluyó Media, reafirmando el compromiso del Gobierno de Cantabria de seguir promoviendo viviendas públicas y facilitando el acceso a ayudas económicas para el alquiler.

Esta iniciativa representa un paso más en la dirección de una administración más ágil y al servicio de la ciudadanía, orientada a generar un ambiente habitacional más accesible y eficiente en la región.