El pasado martes se dio cierre a una significativa huelga de cuatro días llevada a cabo por los técnicos superiores sanitarios en Cantabria, con un seguimiento aproximado del 30% de los profesionales, según informes del consejero de Salud, César Pascual. Esta movilización ha tenido un notable impacto en el sistema de salud de la región, resultando en la necesidad de reprogramar 'todas' las analíticas y pruebas que estaban programadas.
Pascual, al ser cuestionado por los medios, señaló que la adhesión a la huelga ha variado considerablemente de un centro a otro. En particular, el Hospital Sierrallana reflejó una participación más alta en comparación con otros lugares, donde el porcentaje de seguimiento fue notablemente inferior.
El consejero reconoció que el paro ha tenido consecuencias directas en el funcionamiento de los laboratorios, especialmente durante los primeros días, donde algunos pacientes tuvieron que someterse nuevamente a pruebas al no ser posible predecir el nivel de apoyo a la huelga. Esto se debió a que antes del inicio de la movilización, la identidad de quienes se sumaran al mismo no podía ser verificada, dado que se trata de un derecho personal de cada profesional.
Las demandas de los técnicos se centran en la necesidad de elevar su titulación actual, un grado superior de Formación Profesional, a un nivel universitario. En este sentido, Pascual apuntó que las primeras jornadas de la huelga se gestionaron con una planificación que permitía atender las urgencias de manera flexible, aunque en algunos centros, desafortunadamente, se perdieron muestras que requerirán ser repetidas. A través de estas declaraciones, el consejero subraya la realidad del impacto que esta movilización ha tenido en el sistema sanitario de Cantabria.
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