"Defensas de acusados de violación en Santander buscan absolución argumentando diferencia con La Manada"
En Santander, el viernes de este pasado 22 de marzo, las defensas de los cuatro acusados de la presunta violación grupal a una joven en verano de 2022 en la ciudad, han reiterado su solicitud de absolución para los imputados, destacando que las relaciones fueron "consentidas" y que en uno de los casos hubo una "falta de participación", además de afirmar que este caso "no tiene nada que ver" con el de La Manada.
En el transcurso del juicio, que ha quedado listo para sentencia, los acusados enfrentan cargos por agresión sexual a una joven que se encontraba intoxicada por drogas y alcohol después de una noche de fiesta en la ciudad y continuó en una vivienda en El Astillero donde se trasladaron en autobús.
En esta audiencia en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, las defensas han presentado sus argumentos, y solo uno de los acusados, de nacionalidades africanas y sudamericanas y en prisión desde el día de los hechos, ejerció su derecho a la última palabra insistiendo en su inocencia y en que no cometió "nada".
Según los abogados, se ha demostrado que la denunciante, de 22 años en ese momento, estaba consciente, no tenía sus capacidades disminuidas a pesar de haber consumido alcohol y drogas, y participó de manera voluntaria y activa en los actos sexuales.
Para las defensas, la joven estaba buscando emociones fuertes esa noche, se sentía cómoda y no quería poner límites, solo se negó en dos ocasiones pero no se llevaron a cabo, después de mantener relaciones sexual con los acusados, las cuales fueron completamente consensuadas, se arrepintió.
Consideran que las contradicciones en las múltiples declaraciones de la víctima deben constar como pruebas, ya que no está claro qué tipo de relación mantenía con cada acusado.
Una de las defensas, la de uno de los residentes de la vivienda donde ocurrieron los hechos, solicitó su liberación inmediata y aseguró que este acusado no participó en los actos sexuales e incluso les pidió que abandonaran el lugar.
Además, señaló que los demás acusados reconocieron que este no estuvo involucrado en los actos sexuales, e incluso en una rueda de reconocimiento, la joven señaló a otro hombre que llevaba meses en prisión, por lo que su participación no puede determinarse.
Los abogados también mencionaron que la joven inicialmente habló de diez agresores, luego de cinco, hubo confusión en la identidad de uno a través de las redes sociales y acusó a otro hombre que pudo probar que estaba trabajando en ese momento.
Asimismo, resaltaron que en los videos captados por cámaras de seguridad donde se observaba a la denunciante y a los acusados en la calle y en la estación de autobuses, la joven caminaba normalmente, no mostraba signos de embriaguez y estaba plenamente consciente de la situación.
Por lo tanto, argumentaron que este caso no puede compararse con el de La Manada en San Fermín en 2016, ya que las circunstancias son diferentes y requieren una resolución distinta.
Destacaron que, a diferencia de La Manada, la denunciante no fue arrastrada, sino que accedió al dormitorio de forma voluntaria porque quería tener relaciones con uno de los acusados, inició el acto con otro de ellos de manera activa, y no expresó verbalmente ni gestualmente su negativa a continuar con las relaciones.
También señalaron que los agresores de La Manada se marcharon tras la violación grupal, mientras que en este caso, los acusados se quedaron en la vivienda, creyendo que no habían hecho nada malo, al igual que la joven, que no fue retenida.
Los abogados también mencionaron que según el informe médico forense realizado a la víctima después de los hechos, esta estaba abrumada pero no había anulación de conciencia ni afectación de sus capacidades, y estaba orientada y lúcida.
Además, recalcaron que la joven admitió que ninguno de los acusados utilizó violencia y las lesiones mínimas que presentaba podrían haber sido causadas por el roce durante las relaciones consensuadas.
Por último, destacaron que no hubo intimidación porque la joven no expresó miedo, solo sentimientos de culpa y vergüenza, lo cual podría deberse a su arrepentimiento por haber mantenido esas relaciones.
En cuanto a las contradicciones en los testimonios de algunos acusados, los defensores argumentaron que eran jóvenes, habían consumido alcohol y se sintieron presionados por las graves acusaciones en su contra.
Uno de los acusados admitió los actos para tratar de salir en libertad provisional, mientras que otro negó los hechos al principio por estar casado pero luego reconoció que las relaciones fueron consensuadas.
Por todas estas razones, las defensas apelaron a la presunción de inocencia de los acusados solicitando su absolución, y el juicio quedó a la espera de sentencia.
En contraste, el fiscal del caso consideró que los hechos constituyen cuatro delitos de agresión sexual con penetración y actuación conjunta, además de un delito de agresión sexual intentada, y pidió una pena conjunta de más de cien años para los cuatro imputados por delitos de agresión sexual y cooperación necesaria, así como una indemnización de 100.000 euros para la joven afectada.
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