El Gobierno de Cantabria (PP) ha decidido detener el contrato del gran acuífero entre Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera, proyectado por la administración anterior (PRC-PSOE), debido a las "dudas razonables" que existen sobre este proyecto y a la presencia de opciones "mucho más razonables" para el suministro de agua.
En respuesta a la falta de informes favorables de los organismos competentes sobre las prospecciones planificadas, el Gobierno optó por congelar las perforaciones licitadas pero no adjudicadas, según confirmó el consejero de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Roberto Media.
El funcionario señaló que no se contaba con la autorización de Cultura, y que había incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto y sobre la cantidad y calidad del agua, que podría no ser apta para el consumo humano.
Por todo ello, se recomendó la paralización del contrato de las catas hasta contar con los estudios y autorizaciones necesarias, sugiriendo alternativas como el trasvase a través del embalse del Ebro y un aumento de la captación del Deva.
El consejero Media mencionó la intención de solicitar una mayor captación de agua en el Deva a la Dirección General del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica, con el objetivo de evitar cortes de agua en Cantabria y distribuirla eficientemente.
Para Media, el proyecto del acuífero de Santillana parecía más una táctica "preelectoral" que una verdadera solución a las necesidades de abastecimiento de Cantabria, comparándolo con otros casos polémicos en la región.
El anuncio de este acuífero, realizado por el expresidente autonómico Miguel Ángel Revilla, fue visto con escepticismo por Media, quien consideró que se trataba más de una estrategia política que de una medida efectiva para abastecer de agua a la comunidad autónoma.
El proceso de licitación de las prospecciones para el acuífero había comenzado en enero de 2023, pero las advertencias sobre posibles impactos negativos en Patrimonio de la Humanidad como las cuevas de Altamira y Chufín llevaron a la paralización del proyecto.
En resumen, la decisión de detener el contrato del acuífero entre Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera responde a las preocupaciones sobre su viabilidad, calidad del agua y posibles impactos en el patrimonio natural y cultural de la región.
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