24h Cantabria.

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El Tribunal Supremo sentencia a una mujer a tres años y medio por apropiarse de fondos de un prestamista.

El Tribunal Supremo sentencia a una mujer a tres años y medio por apropiarse de fondos de un prestamista.

El Tribunal Supremo ha reafirmado una condena de tres años y medio impuesta a una mujer por estafar a un prestamista y apropiarse del dinero que le entregó como intermediaria financiera. El fallo del Supremo ratifica las decisiones previas del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y de la Audiencia Provincial. La acusada, que había sido condenada anteriormente por el mismo delito, fue declarada autora de un delito de estafa agravada.

Además de la pena de prisión, se le impuso una multa de 1.092 euros y la obligación de indemnizar al hombre a quien engañó con la cantidad de 5.800 euros, que nunca fue devuelta. Según los magistrados, la acusada suscribió un contrato de préstamo por esa cantidad, haciéndole creer al prestamista que el dinero se utilizaría para pagar deudas de otra persona y que recibiría un interés adicional en un plazo de treinta días.

Sin embargo, la mujer nunca tuvo la intención de cumplir con el acuerdo y se quedó con el dinero, sin hacer ningún intento de entregárselo al destinatario original. Este último ni siquiera conocía la operación y su firma en el contrato de préstamo era falsa, según determinó la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. El Tribunal Supremo consideró que existen pruebas suficientes para respaldar estas conclusiones y que no hay ninguna evidencia que indique que la valoración de los hechos por parte de los tribunales inferiores haya sido irracional o arbitraria.

Entre las pruebas presentadas se incluyeron el contrato, el recibo y los mensajes de WhatsApp intercambiados entre la acusada y el prestamista, así como un peritaje caligráfico que demostró la falsedad de la firma del destinatario del dinero y testimonios de testigos. Se llegó a la conclusión de que la acusada engañó al prestamista y no se trató de un simple incumplimiento contractual.