Cantabria, conocida por sus playas, montañas y paisajes verdes, tiene una rica historia subterránea que se remonta a la Edad del Bronce y perdura hasta nuestros días. Las cuevas, grutas y simas que pueblan toda la región son testigos de una época pasada y han sido hábitat para animales, refugio para humanos y objeto de misterios y leyendas a lo largo de la historia.
Las cuevas más famosas de Cantabria son las decoradas con arte prehistórico. Las cuevas de Altamira, El Castillo y Las Monedas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Aquí se pueden admirar pinturas y grabados de animales y figuras humanas realizados en la Edad del Bronce.
Pero no son las únicas cuevas con arte rupestre de la región. En la cueva de Hornos de la Peña se encuentran grabados de mamuts y renos, en la cueva de Covalanas se pueden ver representaciones de caballos y en la cueva de El Pendo se hallaron restos de herramientas de piedra y hueso que se remontan a hace 20.000 años.
Las cuevas de Cantabria han sido también hogar para seres humanos desde tiempos remotos. La cueva de La Garma, por ejemplo, albergó poblados durante el Paleolítico y el Neolítico. En la cueva de El Juyo se han encontrado herramientas de hace 500.000 años y, en la serie de cuevas de Monte Castillo, se han identificado ocupaciones humanas desde hace más de 100.000 años.
Otras cuevas, como El Soplao, fueron refugio para mineros que trabajaban en la extracción de hierro y zinc a principios del siglo XX. En sus galerías se pueden ver todavía las huellas del trabajo de estos hombres, así como estalactitas y estalagmitas que forman extrañas formaciones en las rocas.
Junto a las cuevas, Cantabria cuenta con un gran número de simas y grutas. Entre algunas de las más conocidas se encuentra la cueva del agua en Ramales de la Victoria, que debe su nombre a la cascada de agua que se encuentra en su interior. En la cueva de El Molino, cerca de Ramales, se pueden hacer pequeñas excursiones por su galería principal y disfrutar de sus impresionantes estalactitas y estalagmitas.
Otras grutas, como la de El Soplao o la de Las Caldas de Besaya, tienen entrada mediante descenso vertical y son accesibles para espeleólogos y aventureros experimentados. En estos casos, la visita es siempre guiada y se requiere equipo especializado.
Por último, ¿quién no ha oído hablar de la cueva de El Cuco? Este lugar, situado en San Felices de Buelna, ha sido objeto de leyendas y misterios desde hace muchos años. Según la tradición popular, aquí vivía un ser maligno que salía de noche para atacar a las personas. Algunos afirman haber visto luces extrañas o haber oído gritos en su interior. Hoy en día, la cueva se encuentra sellada y no es posible acceder a ella, alimentando aún más la fascinación por el misterio que rodea este lugar.
La historia subterránea de Cantabria es una parte fascinante del patrimonio cultural e histórico de la región. Las cuevas, simas y grutas que la pueblan hablan de una época pasada y nos recuerdan la capacidad del ser humano para adaptarse y sobrevivir en entornos extremos. A través de ellas, podemos conocer más sobre las formas de vida de nuestros antepasados y apreciar aún más la belleza natural de la región.