El Capricho de Gaudí es una de las joyas arquitectónicas del modernismo en Cantabria. Se encuentra en la localidad de Comillas, y fue construido en 1883 por encargo del mecenas Máximo Díaz de Quijano. La construcción se llevó a cabo en una época de gran auge económico en la villa, gracias al comercio de lino y a la presencia de la corte veraniega del rey Alfonso XII. Máximo Díaz de Quijano quiso construir un edificio que demostrara su riqueza y su amor por el arte y, para ello, recurrió al arquitecto Antoni Gaudí, quien por entonces ya era una figura consolidada en el mundo del modernismo.
El proyecto inicial de Gaudí contemplaba la construcción de un edificio de varias plantas, pero finalmente se redujo a una sola, dadas las limitaciones presupuestarias. En cualquier caso, El Capricho de Gaudí no deja de sorprender al visitante por su estilo innovador y su riqueza decorativa. El edificio está construido en forma de herradura y cuenta con dos torres que, a pesar de su aspecto medieval, son uno de los elementos más modernistas de la construcción.
Lo que más llama la atención de El Capricho de Gaudí es su decoración exterior. La fachada está recubierta de cerámica vidriada de colores, en un estilo monocromático que recuerda a las grutas y jardines persas. Gaudí utilizó la técnica del trencadís, que consiste en utilizar trozos de cerámica rotos para crear mosaicos de colores, dando lugar a un efecto visual sorprendente.
Otra de las características que hace de El Capricho de Gaudí una construcción única es el diseño de sus balcones. Estos presentan formas onduladas y curvilíneas, con barandillas asimétricas y motivos florales en los herrajes. Además, Gaudí ideó un sistema para que el agua de lluvia recogida en los balcones y tejados fuera conducida hacia la pared mediante una especie de canal que recorría toda la fachada.
El interior de El Capricho de Gaudí es igual de impresionante que el exterior. Las estancias están decoradas con motivos florales, animales exóticos y formas ondulantes que sugieren la naturaleza. Además, destaca la presencia de la cerámica y la madera, que se utilizan tanto en los techos como en las paredes y en los muebles. Todo ello da lugar a un ambiente acogedor y original, en el que se respira la filosofía del modernismo.
El Capricho de Gaudí es uno de los monumentos más visitados de Cantabria. Abre todos los días del año, salvo el 25 de diciembre y el 1 de enero, en horario de 10:30 a 20:00 (de abril a septiembre) y de 10:30 a 18:00 (de octubre a marzo). La visita es guiada y dura alrededor de una hora, durante la cual se puede acceder a todas las estancias del edificio, incluidas las torres.
La visita es muy recomendable para todas aquellas personas interesadas en la arquitectura y el arte, especialmente en el modernismo. Las explicaciones de los guías son muy detalladas y se puede aprender mucho sobre el contexto histórico y social en el que se enmarca la construcción. Además, el hecho de que se pueda acceder a todos los rincones del edificio hace que la experiencia de la visita sea muy completa.
Comillas es una localidad que cuenta con otros atractivos turísticos además del Capricho de Gaudí. Destacan, por ejemplo, la Universidad Pontificia, el cementerio modernista, la Torre del Infantado y la playa de Comillas. Además, la villa se encuentra en un entorno natural privilegiado, rodeada de montañas y con vistas al mar, lo que la convierte en un lugar ideal para practicar senderismo, rutas en bicicleta o turismo rural.
El Capricho de Gaudí es, sin duda, uno de los tesoros modernistas más importantes de Cantabria. Una construcción singular, que no deja indiferente a nadie, y que invita a sumergirse en el mundo del modernismo y la arquitectura. La visita es muy recomendable para todos aquellos que quieran conocer de cerca la obra de uno de los arquitectos más innovadores de su tiempo.
Comillas es, asimismo, una localidad con una gran riqueza turística y paisajística, que ofrece al visitante múltiples opciones de ocio y cultura. Y todo ello en un entorno natural privilegiado, con vistas al mar y rodeado de montañas. ¿Qué más se puede pedir?