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Los castros cántabros

Los castros cántabros Los castros cántabros son uno de los elementos más característicos del paisaje de Cantabria y de gran parte de la cornisa cantábrica. Estos asentamientos fortificados datan de la Edad del Hierro, entre los siglos VIII y I a.C., y se pueden encontrar en diferentes puntos de la región, tanto en zonas de interior como en la costa. En este artículo, exploraremos la historia y características de los castros cántabros, así como su importancia en la comprensión de la cultura e historia de Cantabria.

Origen y evolución de los castros cántabros

Los castros cántabros tienen sus raíces en la cultura celta, que se extendió por gran parte de Europa occidental durante la Edad del Hierro. Estos asentamientos fortificados se construyeron en lugares estratégicos, como colinas y montañas, con el objetivo de proteger a la población de posibles invasiones y ataques de tribus vecinas. Los castros cántabros evolucionaron a lo largo de los siglos, adaptándose a las necesidades y circunstancias de cada época. Durante la ocupación romana de la península ibérica, muchos castros cántabros fueron abandonados o destruidos, pero algunos de ellos siguieron habitados e incluso se expandieron. En la época medieval, algunos castros cántabros fueron reutilizados como fortalezas defensivas o monasterios, mientras que otros cayeron en el olvido y quedaron cubiertos por la vegetación.

Características arquitectónicas de los castros cántabros

Los castros cántabros se caracterizan por su arquitectura defensiva, que incluye murallas de piedra, fosos y torres de vigilancia. Estos asentamientos estaban formados por viviendas circulares u ovales, construidas con madera, adobe y piedra, que se distribuían de forma ordenada alrededor de una plaza central. En algunos castros cántabros también se han encontrado restos de templos, graneros y talleres, que indican la existencia de una sociedad organizada y especializada. La disposición de las viviendas en los castros cántabros estaba condicionada por el relieve del terreno, de forma que se aprovechaban las pendientes naturales para construir terrazas y niveles de altura. Algunos castros cántabros contaban con sistemas de abastecimiento de agua, como pozos y cisternas, que garantizaban la supervivencia de la población en caso de asedio.

Importancia de los castros cántabros en la historia de Cantabria

Los castros cántabros son una de las principales fuentes de información sobre la historia y cultura de Cantabria en la Edad del Hierro. A través de la arqueología y la investigación histórica, se ha podido reconstruir la vida cotidiana de las comunidades que habitaban estos asentamientos, sus costumbres, creencias y relaciones con otras culturas. Además, los castros cántabros han sido clave para la comprensión de la resistencia de los cántabros frente a la invasión romana en el siglo I a.C. A pesar de la superioridad militar de Roma, las tribus cántabras supieron aprovechar la geografía montañosa de la región y la fortificación de los castros para resistir durante varios años, hasta que finalmente fueron sometidos por las legiones romanas. En la actualidad, los castros cántabros son un importante patrimonio cultural y turístico de Cantabria, que atrae a visitantes de todo el mundo interesados en conocer más sobre la historia y la arqueología de la región. Muchos de estos asentamientos están protegidos y conservados, permitiendo su estudio y disfrute por las generaciones presentes y futuras.

Conclusion

Los castros cántabros son un testimonio vivo de la historia y la cultura de Cantabria en la Edad del Hierro. Su arquitectura defensiva, su organización social y su resistencia frente a la invasión romana los convierten en un elemento único y significativo en el panorama arqueológico de la región. A través de su estudio y conservación, podemos seguir descubriendo los secretos de nuestros antepasados y valorar la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural para las generaciones futuras. Los castros cántabros son mucho más que simples ruinas en el paisaje, son un legado vivo que nos conecta con nuestra identidad y nuestra historia como pueblo cántabro.