El fiscal ha expresado su creencia en el testimonio de la víctima, mientras que la defensa argumenta que ella cuenta la historia de manera demasiado perfecta

En Santander, el fiscal ha mantenido su solicitud de ocho años de cárcel para el acusado de abusar sexualmente de su sobrina desde que tenía tres años, a pesar de que el acusado nuevamente niega todas las acusaciones en su contra. Él afirma que no ha hecho absolutamente nada de lo que se le acusa, y que no ha puesto un dedo encima de la niña. El acusado asegura tener la conciencia tranquila por su comportamiento con la pequeña y su familia, y afirma que lo único que se le puede culpar es de tratarla demasiado bien.

Por su parte, la acusación particular ha presentado sus conclusiones finales, manteniendo su solicitud de doce años de prisión y una indemnización de 100.000 euros para la víctima, mientras que el fiscal solicita diez mil euros. Ambas partes consideran que los hechos denunciados, que incluyen tocamientos y penetración, constituyen un delito continuado de abuso sexual a una menor.

La defensa niega los hechos y argumenta que las acusaciones tienen motivaciones económicas. La víctima, de 19 años de edad, se mantiene firme en su testimonio, el cual ha sido respaldado por los forenses que examinaron sus secuelas emocionales y físicas. Los testigos, en su mayoría familiares, han mostrado divisiones en sus testimonios, algunos apoyando al acusado y otros a la víctima.

El fiscal ha descartado la posibilidad de una denuncia falsa y ha rechazado las teorías de la defensa sobre ulteriores motivaciones económicas o problemas en la herencia familiar. Se basa en los problemas de la víctima, así como en su relato creíble y emocionalmente cargado, para argumentar que ella ha sufrido abusos que la han marcado desde una edad temprana.

La acusación particular ha destacado el sufrimiento de la niña y su persistencia en las acusaciones contra su tío, afirmando que su testimonio no está adornado con falsedades y que es suficiente evidencia en su contra. También ha justificado el retraso en presentar la denuncia, alegando que fue aconsejado por los facultativos dadas las circunstancias.

La defensa insiste en que el acusado es inocente y que nunca tuvo contacto físico con la niña. Consideran que el relato de la víctima es una historia inventada y exagerada, con incoherencias y elementos que son imposibles. También cuestionan los informes aportados, alegando que están sesgados por las opiniones de los padres, y señalan que los problemas emocionales y académicos de la niña tienen otras causas.

En resumen, el fiscal y la acusación particular creen en la veracidad del testimonio de la víctima y solicitan una condena, mientras que la defensa niega los hechos y argumenta que el relato de la niña es exagerado y poco confiable.