El acusado de abusar sexualmente de su sobrina niega los hechos y afirma que su hermano y su cuñada estaban "obsesionados con la herencia".

En el juicio, el acusado ha declarado que su relación con la menor era "normal" y que la veía muy poco, solo cuando venían de vacaciones a Cantabria. Ha expresado que los padres de la niña apenas les dejaban estar con ella o atenderla, y considera que hay un motivo económico detrás de la denuncia.

La víctima, ahora de 19 años, ha ratificado su denuncia y ha relatado varios episodios en los que el acusado le hacía tocamientos mientras la bañaba o le cambiaba el pañal y el pijama. Ha afirmado que era como un ritual, y ha recordado que también le llegó a introducir los dedos en la vagina el día de su comunión.

La joven ha explicado que tardó en contar lo sucedido porque le daba vergüenza y no quería hacer daño a nadie. Ha declarado que no quería romper la familia, ya que eran sus parientes. También ha mencionado que su tío le decía que era "especial" y que "no había nada de malo" en lo que hacía, a veces amenazándola con hacer "algo malo" a sus padres si hablaba.

En el juicio, se han presentado diferentes familiares como testigos. El acusado se enfrenta a ocho años de cárcel y a una indemnización de 10.000 euros para la víctima. La acusación particular eleva su petición a doce años de prisión y 100.000 euros. La defensa niega los hechos y argumenta que la relación con su hermano siempre fue fría debido a la distancia y a sus diferencias.

El acusado ha admitido que tenía conocimiento de los problemas psicológicos de la niña, pero los ha atribuido a casos de acoso escolar. También ha justificado que la menor dejara de visitar Cantabria debido a que sus padres se compraron un apartamento en Barcelona y pasaban allí varios meses al año.

El acusado considera que hay un motivo económico detrás de la denuncia, ya que su hermano y su cuñada están obsesionados con la herencia de sus padres. Por su parte, la madre de la chica también argumenta que la denuncia es por envidia y dinero.

La víctima ha detallado que los abusos empezaron cuando tenía tres o cuatro años. Ha descrito los tocamientos en varios momentos y ha relatado que el acusado le hacía rituales específicos y le introdujo los dedos en su comunión. Ha afirmado que los abusos han tenido un impacto negativo en su vida, causándole ansiedad, depresión y llevándola a intentar suicidarse.

En resumen, este caso de abuso sexual a una menor está siendo llevado a juicio, en el que el acusado niega los hechos y argumenta que hay motivos económicos detrás de la denuncia. Por su parte, la víctima ha ratificado su denuncia y ha relatado los episodios de abuso, manifestando el impacto negativo que ha tenido en su vida. El juicio continúa y se esperan más testimonios y pruebas.