En la noche del lunes, un tenso episodio tuvo lugar en Santander cuando un hombre de 35 años, identificado como Javier J., se atrincheró en el tejado del edificio de CEOE CEPYME, amenazando con lanzarse al vacío. Este dramático suceso comenzó alrededor de las 23:00 horas y se extendió durante una hora y media, hasta que finalmente Javier decidió descender tras entablar diálogo con un negociador y los medios de comunicación.
Antes de ser trasladado en ambulancia a la unidad de Psiquiatría del Hospital Marqués de Valdecilla, el hombre expresó a los periodistas su descontento con el sistema judicial, sosteniendo que "no me ha apoyado". Su situación personal es compleja; tras una condena por amenazas, ahora está obligado a cumplir una orden de alejamiento de su exesposa, lo que limita su contacto con sus hijas, de 4 y 7 años, a visitas dictadas por su madre, quien tiene la custodia.
Con evidente tristeza, Javier compartió que es un padre cariñoso y que sus hijas se muestran entusiasmadas al verlo, comparándolo con la llegada de los Reyes Magos. Sin embargo, afirma que la madre de las niñas impide que ese cariño se exprese y se haga realidad, lo que lo sume en un profundo desasosiego.
El hombre también mencionó su sentir de haber sido psicológicamente maltratado a lo largo de una relación de diez años, resaltando que ha alcanzado un "punto de no retorno" en su vida. Aunque negó querer acabar con su vida, reconoció que sus acciones son un grito desesperado por ayuda, un clamor que ha repetido en múltiples ocasiones, según sus propias palabras.
En relación con su condena, Javier indicó que nunca se le permitió presentar su versión de los hechos durante el proceso judicial. Recordó que en los dos años de vigencia de la orden de alejamiento, su hija menor sufrió un accidente grave que lo dejó sintiendo una profunda culpa, ya que "yo no estaba" cuando ocurrió el incidente.
“El sistema judicial no me ha apoyado en ningún momento,” afirmó. Se mostró frustrado por lo que considera una injusticia al no haber podido presentar su historia y argumentos en el tribunal. Aseguró que le aconsejaron no testificar porque “es tu palabra contra la de ella”, algo que no logra entender y que ha alimentado su desamparo.
Antes de su descenso, Javier había accedido al tejado trepando por un andamiaje del cercano Edificio Ministerios poco antes de las 23:00 horas. Desde allí, gritó que consideraba ilegal ser acusado sin pruebas, mientras se mostraba firme en su demanda de que los medios cubrieran su historia.
Tras su llamada de atención, llegaron al lugar dos unidades de la Policía Nacional, quienes intentaron convencerlo de que se bajara para hablar, sin éxito en un principio. La situación se tornó crítica cuando Javier se sentó en el borde del tejado, con sus piernas colgando al vacío.
La policía decidió acordonar el área, cerrando la calle Vargas al tráfico y restringiendo el acceso a peatones en el sector afectado. Equipos de emergencia, incluidos camiones de bomberos con una autoescala y un colchón de caída, se hicieron presentes, junto con una ambulancia y vehículos de la Policía Local.
En medio de este drama, el hombre continuó exigiendo que se hicieran presentes tanto el jefe de la Policía como los medios de comunicación, mientras los agentes seguían tratando de persuadirlo para que bajara del techo. Después de varios intentos, a las 23:45 horas se estableció contacto telefónico con Javier, y eventualmente un negociador logró convencerlo de descender hacia la 00:30 horas, momento en el cual compartió su vivencia con los medios congregados. Cabe destacar que los agentes ya tenían antecedentes de episodios similares relacionados con él.
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