"Madre del estudiante agredido se niega a cambiarlo de instituto y critica la ineficacia de las medidas adoptadas"

El pasado 28 de marzo, en Santander, la madre de un estudiante con parálisis cerebral que fue víctima de agresiones por parte de sus compañeros en el IES Leonardo Torres Quevedo se pronunció enérgicamente en su defensa durante una concentración en las puertas del centro educativo. Señaló que no tiene intención de retirar a su hijo de la institución, subrayando que este tiene "el derecho de estar en su lugar" y que necesita tiempo para adaptarse a su entorno.
En sus declaraciones, la madre reveló que lo más doloroso de toda la situación es que, tras hacer público lo que había sucedido, se enteró de que su hijo había estado sufriendo acoso durante un tiempo prolongado, a pesar de que otros habían alertado a la dirección del instituto sin que se hubieran tomado medidas efectivas. Este tipo de desinformación, según ella, es indicativa de una ineficacia en el sistema de respuesta ante el acoso escolar.
Después de un mes de trámites y reuniones con diversos organismos, la madre se vio obligada a hacer pública la situación, argumentando que su insistencia no había rendido frutos mientras actuaba sola. "He estado luchando por mi hijo", afirmó, enfatizando que, a pesar de sus esfuerzos, él sigue en el mismo aula que aquellos que le han hecho daño, una situación que considera profundamente injusta.
La madre insistió en que su hijo no debería ser quien cambie de clase o tutor a estas alturas del curso, pues sostiene que tiene todo el derecho a permanecer en su aula. "No puede ser que él tenga que arreglarse por sí mismo", declaró, criticando las leyes contra el bullying que, según ella, no se implementan adecuadamente en la práctica.
En un giro hacia el deseo de un entorno pacífico, la madre enfatizó que su intención no es buscar venganza, sino prevenir futuros incidentes. Además, apeló a la calma entre los involucrados, afirmando que la violencia solo perpetuaría el ciclo de agresión y no resolvería el problema real.
Por su parte, la hermana del estudiante agredido expresó su frustración al ver que su hermano debe continuar en el aula con los agresores, a pesar de que existen dos expedientes abiertos, uno con la policía y otro en el colegio, pero que no producen cambios significativos. No obstante, reiteró que no piensa trasladar a su hermano, quien, como persona con necesidades especiales, merece un entorno donde pueda adaptarse adecuadamente.
La hermana también hizo hincapié en la activación del protocolo contra el bullying, aunque recientemente la familia se vio obligada a buscar a su hermano debido a la ausencia de la tutora asignada. Reconoció que esta es la primera vez que la familia se entera del acoso escolar, pero que, tras la noticia, han emergido testimonios de compañeros que ya habían informado a la dirección sin que se hubiesen tomado medidas efectivas.
A pesar del malestar y los nervios que sienten, la familia se mostró agradecida por el apoyo masivo que han recibido de la comunidad, lo que ha reforzado el ánimo del estudiante, haciendo que se sienta un poco más seguro y fuerte. Ha habido una ola de solidaridad que no solo proviene de sus compañeros, sino también de personas fuera de la escuela que se han acercado para ofrecer ayuda.
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